En la era digital de la imagen y la perfección filtrada, las redes sociales han desempeñado un papel cada vez más influyente en la forma en que las mujeres adolescentes perciben su apariencia y construyen su autoestima. En particular, el uso generalizado de los filtros de Instagram ha desencadenado un debate acerca de su impacto en la salud mental de estas jóvenes. A medida que estas herramientas de edición se vuelven más sofisticadas, surge la preocupación sobre los estándares irreales que promueven y los efectos negativos que pueden tener en su bienestar emocional.